La parte española de la isla fue invadida por la naciente República de Haití por razones de tipo económicas, sociales y políticas siendo la de mayor importancia la preservación de su propia independencia frente a un vecino que mantenía el sistema esclavista y que por sus propios intereses era un potencial enemigo de la recién creada república negra, en la que había sido abolida la esclavitud.
La invasión se produce casi sin ninguna oposición militar dada la diferencia numérica de ambos lados. La parte este o española tenía una población inferior al pueblo haitiano de esa época, además de la desorganización y miseria producto de la Guerra de la Reconquista en la parte española. Por otra parte, España estaba en franca decadencia y enfrentando los movimientos independentistas en el territorio continental y había perdido el interés por esta posesión cuyas minas de oro ya estaban agotadas.
La ocupación haitiana de la parte oriental de la isla que duró 22 años. Esta ocupación, que pretendía anexar el territorio oriental a Haití, produjo inmediatamente un gran malestar y repulsa en los habitantes españoles dado sus irreconciliables diferencias de idioma, cultura, religión y su organización política, pero sobre todo por su concepción diferente del derecho de propiedad de la tierra. Movimientos separatistas.
La ocupación generó resistencia, desobediencia civil e incluso algunas conspiraciones que fueron develadas y hechos prisioneros o condenados a muerte sus miembros en un régimen que representaba cada día más el oprobio natural de una dominación extranjera.
La República Dominicana declara su Independencia de la dominación haitiana el 27 de Febrero de 1844 y se constituye como un estado independiente.
en esta guerra de independencia se destacan Juan Pablo Duarte, Francisco del Rosario Sanchez, Ramón Matias Mella como padres de la patria dominicana.
Juan Pablo Duarte y Diez. Nació en la ciudad de Santo Domingo el 26 de enero de 1813, durante el período conocido como el de la "España Boba". Sus padres fueron Juan José Duarte, oriundo de Vejer de la Frontera en la provincia española de Cádiz, y Manuela Diez Jiménez, oriunda de El Seibo, hija a su vez de padre español y madre dominicana.
Luego de que las tropas del haitiano Toussaint L'Ouverture llegaron al país en 1801, tomando posesión de la ciudad de Santo Domingo, los Duarte salieron hacia Puerto Rico, residiendo en Mayagüez, Puerto Rico, donde ha debido nacer su hijo primogénito Vicente Celestino, pero hasta ahora no se ha encontrado constancia de ello. La familia regresó al país luego de terminada la guerra de la Reconquista en 1809, cuando el país volvió a ser colonia española.
Su padre trabajó tesonera y provechosamente en su negocio de efectos de marina y ferretería, único en su género en la ciudad de entonces, situado en la margen occidental del río Ozama, en la zona conocida con el nombre de La Atarazana. En esta época nacieron, además de Juan Pablo, dos de los cinco hijos llegados a mayores: Filomena y Rosa. Nacieron otros que murieron jóvenes: Francisca, Sandalia y Manuel.
El padre de Duarte murió en la ciudad de Santo Domingo eI 25 de Noviembre del 1843, estando Duarte ausente del pais y su madre en Caracas en el 1858, durante el destierro que le impuso Santana, en unión de sus hijos.
Juan Pablo fue bautizado en la iglesia de Santa Bárbara el 4 de febrero de 1813. Sus primeras enseñanzas las recibió de su madre y, más tarde, asistió a una pequeña escuela de párvulos dirigida por una profesora de apellido Montilla. De allí pasó a una escuela primaria para varones, donde desde muy temprano dio muestras de una gran inteligencia. Fue admitido más tarde en la escuela de don Manuel Aybar, completando sus conocimientos de lectura, escritura, gramática y aritmética elemental.
Siendo casi un niño recibió clases sobre teneduría de libros para pasar, ya adolescente, bajo la tutoría del doctor Juan Vicente Troncoso, uno de los más sabios profesores de entonces. Con él estudió Filosofía y Derecho Romano, mostrando, una vez más, su gran deseo de superación y de amor por los estudios.
En 1828 o en 1829, con apenas quince años de edad, y acompañado del señor Pablo Pujols, comerciante ligado a su familia, sale vía Estados Unidos, Inglaterra, y Francia rumbo a España, radicándose en Barcelona, donde tenía parientes. Poco se conoce de Duarte durante su permanencia en España.
Para 1831 ó 1832 aparece de nuevo en Santo Domingo y trabaja en el negocio de su padre. Realiza una intensa vida social que le liga a importantes sectores de la pequeña burguesía urbana. Es testigo de matrimonios, apadrina bautizos y asiste a reuniones de carácter cultural. Esa vivencia de la sociedad es la que le permite percibir que existe un sentimiento patriótico que rechaza la presencia de los haitianos en el país. El mérito de Duarte, como patriota y como político organizador estriba, fundamentalmente, en que supo interpretar el momento histórico que vivía la sociedad dominicana de aquel entonces, renuente en sus capas más decisivas a aceptar la dominación haitiana. Para ese momento el gobierno de Boyer había envejecido y de un gobierno liberal y progresista, pasó a ser una dictadura con graves problemas económicos y resistencia interna en su territorio original.
En el nombre de la santísima, augustísima e indivisible Trinidad de Dios Omnipotente, en manos de nuestro presidente Juan Pablo Duarte, cooperar con mi persona, vida y bienes a la Separación definitiva del gobierno haitiano, y a implantar una República libre, soberana e independiente de toda dominación extranjera, que se denominará República Dominicana, la cual tendrá su pabellón tricolor, en cuartos encarnados y azules, atravesados con una cruz blanca. Mientras tanto, seremos reconocidos los Trinitarios con las palabras sacramentales: "Dios", "Patria" y "Libertad". Así lo prometo ante Dios y el mundo: si lo hago, Dios me proteja, y de no, me lo tome en cuenta, y mis consocios me castiguen el perjurio y la traición, si los vendo.
Apegado a la lectura y ávido de conocimientos, traducía del francés al español, así como del latín. El 16 de julio de 1838, después de haber realizado una discreta labor de proselitismo, fundó la sociedad secreta "La Trinitaria". Para que asumiera la responsabilidad de dirigir las actividades. Esta sociedad, que respondía a una estructura celular, tenía por lema "Dios, Patria y Libertad" y sus primeros miembros fueron Juan Pablo Duarte, Juan Isidro Pérez, Pedro Alejandro Pina, Jacinto de la Concha, Félix María Ruiz, José María Serra, Benito González, Felipe Alfau y Juan Nepomuceno Ravelo. Más adelante surgió otra sociedad "La Filantrópica" destinada a realizar una importante labor de propaganda mediante la representación de piezas teatrales.
Duarte tenía antes de la independencia un definido concepto de la nación dominicana y de sus integrantes. En su proyecto de constitución dice con claridad que la bandera dominicana puede cobijar a todas las razas, no excluye ni da predominio a ninguna. Su concepción de la República era la de un patriota, republicano, anticolonialista, liberal y progresista.
Cuando se inició en 1843 la revolución contra Boyer que repercutió en la parte oriental de la isla, Duarte encabeza el movimiento reformista en la ciudad de Santo Domingo. Juega un papel decisivo que lo llevó al liderato de los republicanos que luchaban por la independencia. Las circunstancias lo obligaron, más tarde, junto a otros compañeros a abandonar el país. Pero al ausentarse del territorio nacional sus compañeros, encabezados por Francisco del Rosario Sánchez y Matías Ramón Mella, llevaron a cabo las gestiones finales del movimiento. Redactaron el Manifiesto del 16 de enero de 1844 en el cual quedaron plasmados los principios republicanos y liberales que Duarte predicó durante años y ratificaron, en el cuerpo de ese documento, la firme voluntad de crear un Estado soberano.
Después del 27 de febrero regresó a su patria, y se incorporó a la Junta Central Gubernativa dominada por los sectores más conservadores que no tenían fe en la viabilidad de la República. Se inició un proceso de luchas internas que culminó con la expulsión del territorio nacional de los patriotas fundadores del Estado dominicano. Ese Estado que nace a la vida pública, llevando en su seno oportunistas, conservadores y anexionistas en las más altas posiciones usurpadas a los iniciadores del movimiento separatista, que encarnaron siempre la vocación de sacrificio y el amor a la libertad de la mayoría del pueblo.
Falleció en Caracas, Venezuela, el 15 de julio de 1876 a los 63 años de edad
Es
uno de los grandes próceres republicanos de la historia dominicana. Héroe del
27 de febrero de 1844, hombre de acción y, como Duarte, Mella, Cabral,
Pimentel, Manzueta, Adón y otros, expresión auténtica de dominicanidad y de
vocación patriótica, republicana y revolucionaria. Su vida como hombre público
fue honesta, incorruptible e inmaculada y fue marcada por su comportamiento
valiente, temerario e ingenuo.
Nació en Santo Domingo el 9 de marzo de 1817, durante los
últimos años del período colonial conocido como la "España Boba". Fue
el primer hijo de la unión de Narciso Sánchez, tablajero de profesión, y Olaya
del Rosario, ambos personas de color. En el acta bautismal de Olaya del Rosario
aparece como "parda libre", lo que implica su ascendencia africana.
Cuando se unió a Narciso, ya era madre de un hijo a quien su compañero le dio
su apellido. Francisco nació antes de que sus padres contrajeran matrimonio.
Poco sabemos de su niñez y adolescencia sino que, en los
primeros años de su juventud fue "peinetero en concha" y, a los 22
años, escribiente del Estado Civil. Fue discípulo del padre Gaspar Hernández.
No se conoce cuando comenzó su relación con Juan Pablo
Duarte pero el hecho de que no figuró entre los fundadores de la sociedad
secreta "La Trinitaria" en 1838, hace pensar que se conocieron
después de esa fecha. De todas formas, al ampliarse los trabajos de esa
organización patriótica Sánchez se convirtió en un Trinitario en quien Duarte
confiaba plenamente. Poco tiempo después de iniciados los trabajos que
persiguen la separación y la independencia, pasó a ser el segundo jefe del
movimiento. Extiende sus actividades de proselitismo e información fuera del
ámbito de la ciudad de Santo Domingo.
Luego del triunfo del movimiento "reformista"
que derrocó el gobierno de Boyer, cuando Charles Herard viaja a la parte Este,
Sánchez, perseguido, sale de Los Llanos y se dirige a Santo Domingo, cruzando a
nado el río Ozama y avisa a Duarte de la llegada de Herard. Buscado por las
autoridades se esconde y logra evadir la persecución haciendo correr el rumor
de que había muerto a consecuencia de enfermedad repentina.
Ausente Juan Pablo del país, asume la dirección del
movimiento independentista que había entrado en su última y más peligrosa
etapa. Desde su escondite dirige con serena actitud los preparativos del
proyecto. Preside las reuniones del grupo y amplía contactos con representantes
del sector social más importante de la ciudad. Mella le presta efectiva y
oportuna colaboración. Para los primeros días de enero de 1844, redacta Sánchez
el Manifiesto de Separaciónque será publicado con fecha
del 16 de ese mes y, a petición de Mella, es enviado a Tomás Bobadilla para su
corrección.
Culminan en febrero los preparativos, y en reunión
celebrada la noche del 24, en la que se toman las decisiones finales, el grupo
de valientes elige a Sánchez, Comandante de Armas con el rango de coronel, lo
que constituyó un reconocimiento expreso a su jefatura política y militar. A
esa reunión asistieron además de Francisco del Rosario, Mella, Vicente
Celestino Duarte (hermano de Juan Pablo), los hermanos Puello y los de la
Concha (Jacinto y Tomás), Juan Alejandro Acosta y otros. A proposición de
algunos de sus compañeros entre los cuales figuraron Félix Mercenario, Manuel
María Valverde, Manuel Jiménez y Mariano Echavarría, se convino que Sánchez
presidiera la Junta de Gobierno que debía dirigir los destinos de la naciente
república. Es significativo señalar que los proponentes y la totalidad de los
que aceptaron, en términos sociales, tenían más categoría que Francisco del
Rosario, pero eso no les impedía reconocer las condiciones de liderato del
joven conjurado.
Investido de esa autoridad, comparece la noche del 27 a
la puerta de El Conde y encabeza todas las actividades. En la madrugada del 28
sus manos juveniles (apenas tiene 27 años), izan la bandera nacional al amparo
del lema de ¡Dios, Patria y Libertad! En ese momento inmortal,
presidida por Francisco del Rosario Sánchez, quedó fundada la República
Dominicana.
Una vez que la Independencia es proclamada, se reorganiza
la Junta Central Gubernativa en la cual se imponen los representantes del
sector social más influyente; solamente Sánchez y Mella representan la línea
independentista. Tomás Bobadilla sustituye a Sánchez en la presidencia, borra
el decreto de exilio y ordena el regreso de Duarte al país.
El 14 de marzo arriba Duarte al puerto del Ozama. Sánchez
y Mella suben a bordo de la goleta a recibir al compañero y líder del
movimiento. Duarte se integra a la Junta y, nombrado General de Brigada, es
destinado a Azua junto a Pedro Santana que hace días funge de general en jefe
del naciente Ejército Libertador. Comienzan las contradicciones y los sucesos
internos de Haití le dan un respiro a los dominicanos.
Mella, actuando en el Cibao Central como jefe político y
militar, recibe a Duarte y lo proclama Presidente de la República en una
decisión precipitada y emotiva. Se rompe el precario equilibrio que imperaba en
el gobierno colegiado, en el cual los republicanos eran minoría, y se produce
un golpe de Estado que lleva a la presidencia a Francisco del Rosario Sánchez.
La Junta integrada por patriotas republicanos es
desconocida por Pedro Santana quien regresa de Azua y toma la ciudad de Santo
Domingo. Reducidos a prisión, algunas voces proponen que sean fusilados. El 22
de agosto de 1844, apenas seis meses después de haber sido fundada la
República, sus auténticos gestores, encabezados por Duarte, Sánchez y Mella son
declarados traidores a su propia obra política y expulsados de por vida del
territorio nacional. El 26 salen hacia Inglaterra Sánchez, Mella, Pina y otros.
Duarte saldrá más tarde, el 10 de septiembre, hacia Hamburgo. Comienza así un
largo calvario para los próceres de febrero. Duarte regresará, enfermo y
solitario, veinte años después.
La nave que lleva a Sánchez y Mella naufraga en las
costas de Irlanda y los sobrevivientes, entre ellos los dos dominicanos, llegan
a Dublín. En diciembre de ese año se trasladan a territorio de los Estados
Unidos y luego a Curazao. Permanecen cuatro años fuera del país, hasta que en
septiembre de 1848, fuera Santana del poder, el Presidente Manuel Jimenes
decreta una amnistía general que comprende en primer lugar a Duarte, Sánchez y
Mella, así como a Pedro Alejandrino Pina y Juan Isidro Pérez. Sánchez regresa
al país el 8 de noviembre y Jimenes lo nombra Comandante de Armas, o sea, jefe
militar de la ciudad de Santo Domingo.
Comienza entonces la vida política partidista del prócer
de febrero. En ella participará hasta el momento de su muerte ocupando
importantes posiciones en los gobiernos de Jimenes, Santana y Buenaventura
Báez. Nombrado Fiscal ante el Tribunal de Apelación de Santo Domingo, será
quien llevará la acusación contra Antonio Duvergé en el primer juicio que le
hizo Pedro Santana. Duvergé fue absuelto. Se hará a partir de entonces Defensor
Público y recibirá licencia de la Suprema Corte de Justicia para ejercer.
Autodidacta, aprenderá francés y latín. Adquirió apreciable cultura y sus
defensas como abogado fueron notables. Desterrado en abril de 1855, regresó al
país en agosto de 1856.
Los ideales independentistas de Sánchez se vieron tirados
al suelo cuando Pedro Santana buscó, con la anexión a España, la protección
económico-militar. Sánchez expresa su oposición a las gestiones de Santana.
Reducido a prisión en agosto de 1859 es desterrado de nuevo, por tercera vez,
en septiembre de ese año. Se traslada a Saint Thomas y desde allí comienza, sin
recursos económicos, su lucha contra la traición y venta de la patria. Reclama
la unidad de todos los dominicanos y viaja hacia Haití en busca de ayuda del
presidente Geffrard.
Geffrard vacila y, bajo presión española, ordena que
Sánchez y otros dominicanos salgan de territorio haitiano, pero después, frente
a la evidencia de los hechos, autoriza su regreso y le promete a Sánchez ayuda.
El 20 de enero de 1861, éste publica su manifiesto en el cual afirma, frente a
sus enemigos: Yo soy la bandera nacional. Dos días después,
el 22, se integra en Curazao bajo su dirección la Junta Revolucionaria
organizadora de la Revolución de la Regeneración Dominicana.
Proclamada unilateralmente por Pedro Santana, la anexión
a España el 18 de marzo, toman los acontecimientos un rumbo diferente. El 2 de
mayo se produce en Moca el levantamiento de José Contreras, y el 1ero. De
junio, en horas de la tarde, inicia Sánchez su invasión a territorio
dominicano. Traicionado y emboscado, fue hecho prisionero y juzgado por órdenes
de Santana. Un tribunal sin autoridad legal o militar, lo condenó a muerte
junto a otros compañeros. En el juicio asumió la responsabilidad de todos los
hechos y pidió clemencia para sus subalternos.
Murió fusilado el 4 de julio de 1861 a las cuatro de la
tarde, en el cementerio de San Juan de la Maguana. Fundador y prócer dos veces
de la República, con la entrega de su vida en el martirologio de San Juan,
entró en la inmortalidad como ejemplo inigualable de nuestra historia.
De las tres grandes figuras próceres del siglo 19, fundadores
de la República, Matías Ramón Mella representa la expresión militante y
decidida y el más adaptado a las actividades políticas de una sociedad pre-capitalista.
Matías Ramón (que años atrás se le llamaba erróneamente
Ramón Matías) nació el 25 de febrero de 1816 en la ciudad de Santo Domingo,
hijo de Antonio Mella Álvarez y Francisca Castillo Álvarez. En Santo Domingo
creció y vivió, adquiriendo para su adolescencia y primera juventud fama de
hombre de valor. Se le reputaba como muy diestro en el uso de la espada y el
sable.
Como de otras figuras de la historia dominicana, poco
sabemos de la vida de Mella en sus primeros tiempos. En 1835, a los diecinueve
años, es nombrado "Preposé", o encargado de la común de San
Cristóbal. Al parecer allí se dedicó también al negocio del corte de madera,
actividad de la que se ocupaba Antonio Duvergé lo que supone que se conocieron
desde entonces.
Contrajo matrimonio a los veinte años con la joven María
Josefa Brea, perteneciente a una familia burguesa importante, aunque ninguno de
los dos aportó grandes bienes al matrimonio, según hace constar en el
testamento fechado 5 de mayo de 1859. Fue ya casado, cuando al parecer adquirió
sus bienes y propiedades, parte de ellos por vía hereditaria tras el
fallecimiento de su padre en febrero de 1837.
No se sabe tampoco cuando conoció a Juan Pablo Duarte
pero, fundada la sociedad secreta "La Trinitaria", se adhirió a ella
en calidad de "comunicado", junto a Francisco del Rosario Sánchez y
Félix María Del Monte. Duarte vio en Mella un discípulo de condiciones
excepcionales y lo designó para substituir a Juan Nepomuceno Ravelo cuando éste
fracasó en las gestiones que le encomendara, de llegar a un acuerdo con los
dirigentes haitianos cuando se organizara el movimiento de la Reforma (paso
previo para alcanzar la independencia).
Todavía en 1842 residía o visitaba con frecuencia a San
Cristóbal ligado al negocio del corte de madera. En enero de 1843 fue comisionado
por Duarte para trasladarse a la villa haitiana de Los Cayos de San Luis, al
sur de la isla, para hacer contactos con los revolucionarios reformistas
adversarios del presidente Boyer. La táctica correcta de Duarte de aliarse con
los enemigos de Boyer encontró en Mella un agente capaz de sumar a los
militares y civiles que, encabezados por Charles Herard, querían el
derrocamiento del presidente de la república que tenía más de veinticinco años
gobernando y cuyo mandato se había convertido en una represiva dictadura,
situación que facilitaba los planes de Duarte frente al régimen.
A su regreso de Los Cayos, luego del derrocamiento de
Boyer, Mella se trasladó al Cibao Central como agente propagador del ideal
republicano. Cuando Charles Herard, como Presidente de la República, visitó la
parte oriental, a su paso por esa región ordenó la prisión de Mella, Rafael
Servando Rodríguez y el sacerdote Juan Puigbert, acusándolos de querer destruir
el ejército y los remitió a Puerto Príncipe donde permanecieron dos meses
detenidos, regresando en septiembre a la parte oriental.
Los sucesos se precipitaron y, en ausencia de Duarte,
junto a Sánchez, activaron los preparativos revolucionarios. En enero de 1844
ayudó a Sánchez, jefe del Movimiento, a redactar el Acta de Independencia y, a
sugerencia suya, se le llevó a Tomás Bobadilla para su revisión.
En la noche del 27 de febrero de 1844 es de los primeros
conjurados en llegar a la Puerta de la Misericordia. Exhorta a unos pocos
temerosos a no abandonar el lugar y, audaz e impulsivo, Mella dispara su famoso
trabucazo en la Puerta de la Misericordia, partiendo desde allí los conjurados
hacia la Puerta del Conde, donde es proclamada la República e izada la Bandera
Dominicana.
Proclamada la República, forma parte de su primera Junta
Central Gubernativa, presidida primero por Sánchez y luego por Tomás Bobadilla,
convertido en la figura determinante de la misma. Para los primeros días de
marzo parte para el Cibao como Gobernador del Distrito de Santiago y Delegado
de la Junta Central Gubernativa, pero en realidad es el jefe político y militar
de la región más importante del país. Ostenta el rango de Coronel del naciente
Ejército Nacional, que será el Ejército Libertador. Hace venir a José María
Imbert, de Moca, y lo nombra su segundo en el mando militar.
A mediados de marzo llega a territorio dominicano el
señor Teodoro S. Heneken, procedente de Cabo Haitiano, y advierte a las
autoridades las intenciones de invasión por parte de Haití. Solamente Mella es
receptivo a los informes del viajero. Deja instrucciones a Imbert de lo que
debe hacer y recorre la región reclutando hombres y tomando posiciones que
revelan su gran capacidad militar organizativa.
Cuando comienza la
batalla de Santiago, Mella no se encuentra en el lugar del combate, aunque
parte importante de los méritos son suyos porque dispuso las primeras
instrucciones y escogió a Imbert como lugarteniente.
Los acontecimientos tomaron un giro diferente después de
la victoria de Azua el 19 de marzo. Duarte se presentó en el Cibao y Mella,
entusiasmado e impulsivo, lo proclamó Presidente de la República. Esa acción
rompió el equilibrio de las fuerzas que dirigían la joven república y terminó
imponiéndose el sector social más atrasado, encabezado por Pedro Santana y
Tomás Bobadilla. Los auténticos héroes nacionales son declarados traidores a la
patria y expulsados de por vida del territorio nacional. Volvió, junto con
Sánchez, al país en 1848 amparado por la amnistía decretada por el Presidente
Manuel Jimenes.
Cuando Faustino Soulouque invade el país, Mella se
incorporó al Ejército, destacándose en la famosa Batalla de Las Carreras y
termina siendo secretario de Pedro Santana. Luego de la renuncia del Presidente
Jimenes y electo Buenaventura Báez Presidente de la República, en septiembre de
1849, es nombrado Secretario de Estado de Hacienda y Comercio. Separados y
enemigos Santana y Báez, Mella seguirá al lado del primero. Siempre lo prefirió
al segundo, hasta que la causa de la anexión a España los enemistó para
siempre. Entre 1849 y 1861, en enero, cuando rechaza frente a Santana el
proyecto de anexión, ocupará Mella importantes cargos civiles y militares.
Comandante de Armas, Ministro de la Guerra, Gobernador, Ministro
Plenipotenciario y Enviado Extraordinario en Misión Especial frente al Gobierno
español, para gestionar el reconocimiento de la República o del Protectorado.
En julio de 1856 se le encomendó preparar un proyecto de ley para organizar el
Ejército. Ya se le tenía y respetaba como un entendido en asuntos militares.
Y lo demuestra cuando se inicia la Guerra Restauradora.
Incorporado al Movimiento, en agosto de 1863, se le confiaron importantes
misiones. Viajó al sur atravesando la Cordillera Central por Constanza, con el
encargo de organizar las tropas restauradoras dirigidas por Pedro Florentino.
Es designado Ministro de la Guerra y elabora el Manual de Guerra de Guerrillas
que dirige por medio de una circular de fecha 26 de enero de 1864 y que recoge
toda la experiencia del pueblo dominicano en esta forma singular de lucha.
El general Mella, mientras rendía sus útiles servicios a
la causa, fue atacado de disentería y exhaló el último aliento en extrema
pobreza el 4 de junio de 1864. Vivía entonces en una mala casita, de las
improvisadas después del incendio, sita al pie del fuerte San Luis, en Santiago
de los Caballeros. Murió con la singular distinción de ser dos veces prócer de
la República. Pidió que lo enterraran envuelto en la Bandera Nacional, y así se
hizo.